"Que se acabó el sometimiento y el control con la contracultura…Que se iría sola, embarazada, arruinada, licenciada o sin licenciar, cuerda o desquiciada, que le daba igual la situación, PERO QUE TODO HABÍA TERMINADO, TODO SE HABÍA ACABADO.
Era volver a la vida en un concepto nuevo. Y precisamente no porque la realidad hubiera cambiado, nada había cambiado para mejor, cambió los ojos con los que miraba a la vida".
Séfora Vargas.
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