PRIMERA
PARTE: LA INFANCIA
Quiero
contarte una historia…quiero contarte la historia de mi vida…lo que se puede
contar claro… quiero contarte cual ha sido el precio de mi libertad…mi madre
dice que tuve una vida difícil porque nací en marzo, y en la mitología romana, Marzo viene de Marte, Marte (en latín Mārs) era el dios de la
guerra, hijo de Júpiter en forma de flor y de Juno. Se le representaba como a
un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado. El lobo y el pájaro
carpintero eran sus símbolos. En la
mitología griega Martes, Marzo ó Mārs fue también Ares, siendo el
Dios Olímpico de la Guerra, pero también el de la fuerza bruta…Soy Séfora Vargas, mujer y gitana. Curiosamente mi nombre también posee un
significado especial… Séfora es uno de los
nombres hebreos que no tienen un significado estrictamente religioso, de la voz
zipporah, "ave", pájaro pequeño. De una forma metafórica se ha
intentado ver a Séfora como la que
emprende el vuelo, la que aspira a nuevos objetivos y situaciones… Y parece que
todas estas teorías de los psicoanalistas son ciertas, o al menos mi madre las
creyó. Los psicoanalistas explican que es común esta actitud entre los padres,
quienes de forma inconsciente creen que por la fuerza de un nombre, sus hijos
desarrollarán determinadas características como la inteligencia, fortaleza,
audacia y simpatía. Desean que sus hijos sean la extensión de ellos mismos,
pues de esa manera sus sueños quebrantados pueden volverse realidad…y por lo
visto yo soy la suma de muchos sueños rotos…Soy el resultado de muchas
mujeres gitanas que durante siglos sus voces no pudieron ser oídas, porque al
igual que el resto de mujeres, la desigualdad y el ostracismo relegado al
ámbito doméstico, era lo moralmente aceptable…
Mis sueños son los sueños rotos reconstruidos de mis
antepasados, y mis logros….que aún me quedan tantos por conseguir, serán siempre un humilde homenaje a todas
esas mujeres gitanas y no gitanas que nunca fueron dueñas de sus vidas y se
vieron obligadas a acatar los roles y valores sociales impuestos y
respaldados por la propia ley, la política, la sociedad y cultura
de cada etapa histórica.
“Para todas las mujeres de mi familia que
tanto apostaron y siguen apostando por mi, para todas las ambiciosas por
el conocimiento, para las inconformistas y para todas aquellas que enarbolan
sus derechos sin perder sus señas de identidad… quiero contaros mi historia, quiero explicaros cual fue el
precio de mi LIBERTAD.
Desde que emprendí el vuelo como ave, haciendo
alarde de mi nombre hacía nuevos objetivos y situaciones que no eran de esperar
para el papel conservador de una mujer gitana, pero que a le vez se sentía
profundamente enamorada de su cultura y de sus valores, parece que entré en guerra, en guerra conmigo misma, en
guerra con dos mundos y realidades enfrentados…por eso nací, crecí y viví en
guerra…en ese mundo de Marte, el dios de la guerra, de la fuerza bruta…mi madre
decía que no pude nacer en otro mes, sino en el de la “Guerra”.
Aprendí a andar y
hablar con 9 meses, era un bebé inquieto, quisquilloso y llorón… aprendí a leer
y a escribir antes de los 4 años y desde
pequeña mostré un afán terrible por vestirme a mi gusto. Quería dormir sola, y
decidir sobre todo mi mundo yo solita…un día cuando fui consciente de que era “gitana”…busqué en un viejo diccionario
el significado de la palabra “gitano”. Y su significado no me convenció, era
pobre y poco significativo, entonces busqué en una enciclopedia que tenían mis
padres en el salón y tampoco decía nada del otro mundo. Después le pregunté a
mis padres, abuelos y personas más cercanas…y cada uno me dieron una visión muy
distinta pero todas coincidían en que la CULTURA GITANA SE ESTABA PERDIENDO.
Entonces, yo no entendía muy bien qué era ser gitana, pero recuerdo un profundo
sentimiento de tristeza y una enorme ambición por saber que era yo misma, que
era ser gitano y qué era no serlo. Los primeros años de la escuela los recuerdo
sin ningún contratiempo, pero recuerdo que en mi colegio, no había ningún niño
gitano…entonces yo…empecé a darme cuenta que no era normal que entre tantos
niños payos yo fuera la única gitana. Un día tuve el impulso de decir que yo
era gitana, no sé por qué razón, pero mi sorpresa fue enorme. Vi que las caras
de mis amigas y amigos se transformaron,
y me miraron mal… “me dijeron que eso no podía ser, y que si era así…que no lo
dijera, que tenía la suerte de no parecerlo, así que no volviera a repetirlo”.
Yo no entendí absolutamente nada, entonces le pregunté nuevamente a mi familia,
qué era lo que pasaba. Y tuve la primera clase de diversidad cultural, ya me
explicaron que en la sociedad no estaba muy bien visto ser gitano, pero que yo
no tenía que acomplejarme ni sentirme menos. A mí me educaron en una moral
cristiana-gitana, me enseñaron que yo era igual que el resto de niños, me
enseñaron a no creerme las mentiras que se decían de los gitanos...con el único
argumento de que había personas buenas y malas en todas las culturas y razas,
por lo tanto, había gitanos buenos y malos también. Me enseñaron a no sentir
miedo por ser distinta, y entonces yo le pregunté porque la gente pensaba tan
mal de nosotros…mis padres no pudieron darme mucha más información.
Esto provocó una gran soberbia y ambición por saber, por
conocer, por entender y por descubrir que había pasado con el pueblo gitano.
Todo esto me ocurrió antes de los 7 años de edad…me sentí sola en el colegio,
ya no me gustaban mis compañeros porque no me dejaban ser y decir que yo era
gitana. Aquí tuve mi primera crisis de identidad…empecé a indagar en todos los
libros que caían en mis manos sobre la cultura gitana… pero en los años 80, la
cultura gitana no se reflejaba en los libros, no la trataban en los manuales
escolares, la lengua gitana, no se enseñaba en la clase de Lenguaje…entonces me
obsesioné por descubrir la raíces de nuestra historia y empecé a enfadarme con
todos las personas que hacían comentarios desagradables sobre los gitanos. Cada
día mi inquietud era mayor. Recuerdo un día en la clase de Lenguaje, como me
entristecí al oír a la profesora sobre cuáles eran las lenguas habladas en
España…y al ver que no mencionaba el romanó, le increpé y le pregunté por qué
no mencionaba nuestro idioma, muy enfadaba. Ella me contestó que nuestra lengua
no era una lengua, sino una “jerga”. Eso me hizo enfurecerme y contestarle
con soberbia y con el peso que aporta el
conocimiento, lo siguiente: “Señorita, usted no puede ser profesora de lenguaje
y hacer esa afirmación, debe de informarse antes de despreciar un idioma que no
sólo es un idioma oficial, sino que es una lengua que procede de las más
antiguas del mundo, y que además hablan casi 15 millones de personas en el
mundo. Mañana le traeré un diccionario y varios libros más para que usted se
informe”…yo sólo tenía 9 años, pero ya llevaba años buscando mi propia
identidad. Al día siguiente, la profesora me pidió disculpas públicamente y me prometió incluir en sus
próximas clases, la mención expresa de que el pueblo gitano tiene su propia
lengua, aunque por circunstancias históricas los gitanos españoles no la
hablemos completamente. Me prometió estudiar nuestra lengua y no volver a
ignorarla. Ese día fui consciente de que había ganado la primera batalla, había
conquistado un derecho de identidad que me correspondía. Y había impuesto mi
identidad, en un espacio social que no me reflejaba, en la escuela. Había
ganado mi lugar, y dejé de sentirme mal por un buen tiempo conmigo misma. Sentí
una satisfacción enorme, aquí nació mi activismo, sin darme cuenta me entregué
a un destino de reivindicación que fue aumentado conforme pasaron los años…
Hubo tres factores que marcaron el rumbo de mi vida; la lectura,
el deporte y la música. La lectura abrió los barrotes de la cárcel del
pensamiento, me enseñó a argumentar, calmó mi ansia de conocimiento y me infectó con un terrible virus ambicioso
por saber y conocer cada día más. Mi madre tuvo que ver mucho con esto, ella me compraba todos
los fines de semana un libro de la Editorial “El Barco de Vapor, una
maravillosa literatura infantil que me amplió mi capacidad de imaginación, pero
más tarde, sólo un año después e influenciada por los valores cristianos, empecé a leer libros para
adultos, recuerdo que uno de los primeros
libros que me leí fue “El poder de las palabras de Kenneth Hagin. Yo sólo tenía 5 años, “La Fe” del mismo
autor, “La vida de Nicky Cruz”, “La Cruz y el Puñal de David Wilkerson”… en
esta línea, la primera vez que me leí la Biblia entera tenía sólo 9 años.
Y en el verano de los 90, con 9 años también, me leí un libro sobre el
Holocausto Judío, el Diario de Ana Frank.
El deporte me enseñó a competir de una forma sana, sin
ambición ni envidias… y sobre todo, aprendí que podía ser igual a los hombres
si me lo proponía. Disfrutaba demostrándoles a los niños que yo era igual o
mejor que ellos. Desarrollé fuerza, valor y coraje… y la música me abstraía a
un mundo distinto…si algo no me gustaba en casa, me encerraba en mi cuarto y
ponía música. Para mí era de puertas para adentro, MI MUNDO, MI PEQUEÑO MUNDO. Recuerdo
que ampliaba las paredes de mi cuarto con “Ventanas enormes de mis Sueños”…
tenía las paredes llenas de posters, con imágenes de todos los deportes de riesgo que me gustaban,
con imágenes de perros y caballos. Sin darme cuenta empecé a diferenciarme en
los gustos, aficiones al resto de mi familia…me di cuenta que había creado un
mundo completamente distinto a la realidad de mi casa. Desde pequeña destaqué
en todas las manualidades, en la interpretación, me encantaba el teatro.
En esta línea, siempre tuve el apoyo de mi madre y padre para poder seguir
estudiando. Pero ellos eran conscientes, que el hecho de haber seguido
estudiando, me había hecho distinta a la familia. Hablaba y me expresaba de forma distinta, amplié mis gustos, y mis horizontes ideológicos y de
repente…tuve SUEÑOS DISTINTOS. A pesar de haber respetado los valores y
tradiciones gitanas había cuestiones que se escapaban a mi lógica, a mi
raciocinio…
Pasaron los años y la distancia entre mis dos realidades era
cada vez mayor. Recuerdo con dolor, una beca que me otorgó la Junta de
Andalucía por mi expediente académico, y me becaban tres meses de estancia en Inglaterra. Mi madre por
supuesto, no me dejó ir. Decía que una mocita no podía viajar sola, siempre
debía estar acompañada. Recuerdo que influenciada por la personalidad de mi
abuelo Diego, el militar, quise ser militar también… “mi madre me decía que
antes me amarraba a la pata de una cama y me quedaba allí...”Aún así, fui a
escondidas a la oficina del recluta para informarme…pero finalmente desistí…hice
bachiller, C.O.U y finalmente selectividad. Fueron años realmente difíciles…
porque no podía llevar la vida que llevaban mis compañeras, la libertad para
entrar y salir, de recogerte tarde, estaba entre dos mundos. Mis compañeras me
preguntaban porque no podía ir de viaje, porque no podía salir y entrar…y mis
respuestas era las mismas siempre: porque soy gitana, y las gitanas mocitas
tenemos que guardarnos y sobre todo, cuidar mi imagen y testimonio…yo no tenía
la necesidad de casarme, no quería vivir la vida tradicional…porque entre otras
cosas no era para mí una prioridad el matrimonio. Aceptaba todas las normas
impuestas, respeté por supuesto lo más
sagrado para la mujer y la honra de la misma, la virginidad…pero en realidad,
yo tenía otros objetivos, tenía otros sueños.
Soñaba con viajar, con recorrer el mundo, con practicar
deportes de riesgo, soñaba con ir a la playa sola, soñaba con seguir
estudiando…recuerdo las horas que pasaba de rodilla orando y pidiéndole al
Señor que nunca nada ni nadie me impidiera estudiar…y para mi, cada vez que
alguien se me acercaba e intentaba pedir mi mano a mi padre, era como una
pesadilla. Porque sabía que si me pedía probablemente, me impedirían estudiar.
De hecho, empecé a sufrir discriminación dentro de la sociedad gitana por
seguir estudiando. Me dijeron multitud de veces que estudiar era de payos, que
¿qué hacía yo estudiando tan mayor ya?...recuerdo, pasear por el mercadillo y
observar como cuchicheaban entre sí, era evidente que siempre daba que hablar.
La continuación de mis estudios supuso un verdadero
desencuentro social, sólo por eso, por seguir estudiando, daban por hecho que
yo no era una gitana tradicional, incluso llegaron a sorprenderse cuando un día
acepté que pidieran mi mano…”PORQUE NADIE LLEGA A PEDIRSE CON UN GITANO, SI NO
PUEDE MOSTRAR SU HONRA”… y el hecho de que yo aceptara, significó que guardaba
y respetaba las tradiciones gitanas…Más tarde, ese noviazgo no perduró…Fue en
mi primer año de la universidad, y me pusieron entre la espada y la pared…me
dijeron que tenía que decidir, entre seguir con mi novio o seguir con mi carrera.
Fue un desierto terrible para mí, una crisis de identidad enorme. Habían
chocado dos mundos irreconciliables, el que yo llevaba dentro y el mundo en el
que yo vivía terrenalmente.
Al final decidí que quien me quisiera de verdad, debía amarme
con mis sueños también, pensé que estudiar no era algo negativo, ni siquiera
debía ser algo antagónico a la cultura gitana. Así que decidí luchar por mi
sueño de SER YO MISMA.
Ya cuando me decían
que yo era distinta, que hablaba distinto, dejaron de ofenderme. Entendí que
era una realidad, y que al fin y al
cabo, ESTUDIAR era lo que yo quería por
lo tanto, acepté ser distinta como algo positivo, aunque casi siempre dolía la
diferencia. Claro, y en parte así era…yo no llevaba tacones por aquellos
momentos, llevaba mis botas de montaña y mis vaqueros, y un pañuelo rojo, azul
o beige en el cuello…Llevaba gorras en el pelo, y enormes gafas de sol. No
tenía interés en presumir y mi canon de belleza era distinto… hacía mil
abdominales al día, corría varios kilómetros y practicaba casi todo tipo de
deportes…aprendí a derrumbar todas las dificultades. No había obstáculo para mí
que se me resistiera. Pero de puertas para dentro, los valores y las normas
eran otros. Así que me hice una mujer sin tener un referente cierto de lo que
era. Siempre recuerdo un sentimiento; el de desarraigo…de repente… no era lo
suficientemente gitana para ser igual que el resto de mujeres hijas de otros
vendedores o familiares… pero tampoco era lo suficientemente paya, ni me sentía
paya, de hecho…tampoco quería parecerlo, simplemente quería ser yo misma. Un
“yo” que no encajaba en ninguno de los moldes sociales… Una mezcla que no sabía
cómo conseguirla…una identidad que nacía bajo la presión de dos mundos
irreconciliables entre sí… esto supuso LUCHA, LUCHA POR QUERER SER YO MISMA SIN
OFENDER A NADIE, LUCHA POR QUERER SER GITANA Y PODER ESTUDIAR…ME SENTÍ EN
TIERRA DE NADIE…
Por otro lado, me atormentaba una profunda necesidad de
ayudar a mi pueblo. Veía y era consciente del retraso que el pueblo gitano
tenía… no era capaz de mirar hacia otro lado, así que a pesar de no sentirme muy bien recibida entre ellos, sentía una
profunda compasión por mi gente. Y un deseo enorme de ayudarles, prefería ser
rechazada por los míos, que al fin y al cabo, sabía que lo hacían por la
ignorancia, que era muy atrevida, que por lo payos… Continué mis estudios y a
pocas asignaturas de terminar…un problema personal me apartó del mundo…de los
dos mundos, y me perdí… Me costó mucho
encontrarme…me costó 8años y medio…
Pasaron los años y algunas de las batallas las perdí, de
hecho hay multitud de hechos e incidentes que me han marcado profundamente,
pero no puedo contarlos…fueron años de batallas de las más cruentas que había
vivido hasta el momento…que por no herir la sensibilidad de aquellos que me
quieren, y por evitar dañar a nadie, decido callar…pero fui fuerte, nací en el
mes de la guerra…y aunque la batalla principal de mi vida, el reto principal
que daba sentido a todo mi activismo, FUERA CONTINUAR MIS ESTUDIOS Y
TERMINARLOS no lo conseguí fácilmente… parece que la perdí…ya que dejé de
estudiar durante 8 años y medio…Y hace
tan sólo tres años, la retomé para terminarla definitivamente. Mi madre decía:”Séfora puedes perder
muchas batallas, pero nunca perder la guerra”.
Un encuentro inesperado con un catedrático de derecho
administrativo en el mercadillo, antiguo profesor mío, me impidió dormir durante meses. Fue en el
verano del 2009, mientras le vendía bolsos para su familia, me observaba con
detenimiento. Y justo en el momento de pagarme, me preguntó cuándo iba a
retomar la carrera (yo pensé que no se acordaría de mi). Me habló de un modo
que me causó tanto… que hizo que jamás pudiera dormir. Recuerdo que me dijo: Tú
no naciste para esto, tú has nacido para algo más, éste no es tu mundo, tu
carrera te está esperando y puedes hacerlo”. Sólo podía pensar en
retomar mi vida, mis estudios y justo en el traslado de la facultad de derecho
a otro edificio, decidí que era el mejor momento para retomarla. La vieja
fábrica de Tabaco donde estaba derecho antes, se había convertido en un espacio
fuerte para mí. El simple hecho de pasar cerca…me estremecía. Me confrontaba
con mi pasado, mis luchas, mis problemas y sobre todo, mi abandono académico.
Tenía una deuda de conciencia tan grande que no podía pisar la vieja facultad.
Y vi en su traslado, la oportunidad de empezar de nuevo. Y digo bien, tuve que
empezarla desde el principio casi, porque un cambio de plan de estudios me
afectó enormemente y no me convalidaron las asignaturas que tenía aprobadas.
Fue el plan de estudios del 2003…para colmo metieron multitud de signaturas
nuevas…por lo que me vi con tres asignaturas convalidadas y 27 más por aprobar,
entre troncales, optativas y libre configuración.
Estos años de destierro personal, estos años en los que
estuve aislada de mi misma fueron necesarios también. Aunque supusieron la
paralización de mis estudios y metas personales…me centre en mi matrimonio, que
contraje en 2003, en el trabajo de mi marido que era el mercadillo y estuve
fundado y liderando distintas ONG´s
gitanas…decidí ayudar de forma práctica a otras personas, a la vez que me
ayudaba a mi misma a salir del hoyo en el que había caído. Fueron años de encuentro y desencuentro con
mi cultura, con el mundo externo. Mi marido era gitano, por lo tanto las
circunstancias que me rodeaban eran más gitanas que nunca. De hecho aprendí
mucho más a fondo de las “leyes gitanas” en estos años que lo que había
aprendido de niña. Mantenía largas conversaciones con mi suegro, a quien le
debo mucho de lo que sé de la ley gitana, entendí la dimensión de los dos
mundos que precisamente a mi tanto me habían afectado y pude medir las
distancias entre ambos. Supe del sufrimiento que pasaron los gitanos durante la
historia y especialmente durante la dictadura franquista, las aberraciones que
le propinaban la guardia civil etc.… Y esto sólo hizo que me enamorara más que nunca de mi gente…
A finales del 2011, distintos escándalos sobre la gestión del
comercio ambulante me empujaron a crear mi propia ONG. Yo era hija de
vendedores ambulantes y precisamente tener una situación normalizada en cuanto
a la economía, era lo que me había permitido estudiar. Hay que recocer que el
comercio ambulante ha significado el único instrumento normalizador para la población
gitana.
Por lo tanto, en estos años de búsqueda y de aislamiento
personal había sido testigo de múltiples injusticias y vi en las familias que
ejercían el comercio ambulante la mejor plataforma para trabajar y percutir los
cambios. Me enganchó sus necesidades y su sufrimiento como trabajadores no pude
obviarlo… Entonces nació APROIDEG, la única asociación que se dedica a trabajar
por la población gitana y no gitana que ejerce el comercio ambulante, velando
por sus derechos como trabajadores, por sus mujeres y sobre todo por la
población gitana infantil que pasa horas y horas jugando solitos expuestos a
temperaturas extremas, sin servicios y sin ningún referente visible de otra
realidad gitana…justo las condiciones en las que yo crecí.
Aproideg es mi gran proyecto personal, Aproideg nace desde el
mayor cariño y admiración a la gente humilde, a los trabajadores que trabajan de sol a sol. Trabajadores que no
soportan la superioridad de ningún jefe soberbio, pero que son presos de la
ignorancia y de la tiranía de las
arbitrariedades políticas y administrativas a las que está sometida el comercio
ambulante.
Aproideg nace con el encuentro deseado conmigo misma…cada
lucha por mejorar la situación del colectivo gitano, es agrandar mi propio
espíritu. Es reafirmar que los DOS MUNDOS QUE SE CHOCARON EN MI NIÑEZ Y
JUVENTUD NO SON ANTAGÓNICOS, nace desde el respeto, el encuentro y la voluntad
mas autentica de la individualización del ser y querer ser.
No quiero venderte mi
vida, nunca lo haría aún sabiendo que el morbo y sensacionalismo que causaría
todo lo que me he callado, es lo que más vende en esta sociedad corrupta y
enferma, sociedad comatosa de valores… no quiero contarte mi vida aunque para
algunas personas puedan tacharme de lo contrario, solo quiero mostrar que otra
forma de SER GITANO ES POSIBLE. Quiero alentar a todas las niñas gitanas y
mostrarles que ser gitana y tener sueños y metas distintas a las tradicionales,
es POSIBLE. Quiero y demuestro con mi vida, que ser gitana y estudiar no
significa una pérdida de identidad. Me he propuesto incluir el valor de la
formación dentro de los valores gitanos, Y AFORTUNADAMENTE NO SOY LA ÚNICA EN
ESTA BATALLA.
Es necesario formarse, solo sobrevive el que mejor se adapta,
solo sobrevive el más fuerte. La cultura te da alas, te aporta LIBERTAD y a
veces sufrimiento…pero no cambio ni una de las lágrimas que he derramado durante
estos largos años porque ellas me han forjado, no cambio mis crisis de identidad
porque en ellas he crecido más que nunca, no dejo de soñar con la IGUALDAD,
porque cada día creo más en mis sueños. No me afectan las críticas ni
murmuraciones sobre mi persona, porque me HE ENCONTRADO A MI MISMA y me siento
orgullosa de ser MÁS YO QUE NUNCA…PARECE QUE EL VUELO QUE EMPRENDÍ HACIA UN
NUEVO MUNDO ERA EL CAMINO HACIA MI DETERMINACIÓN, HACIA MI LIBERTAD…y creo que
todo lo que he sufrido ha sido el PRECIO DE LA MISMA…pero quiero confesarte
algo, prefiero haber PAGADO el precio de la LIBERTAD que el alto costo de la
IGNORANCIA …PREFIERO VIVIR UN SOLO DÍA LIBRE PARA SER, SENTIR Y DECIDIR QUE UNA
VIDA ENTERA PRESA EN LA CÁRCEL DE LA IGNORANCIA.
SOY SÉFORA VARGAS, Y A SOLO 4 ASIGNATURAS DE CONSEGUIR UNO DE
MIS MÁS ANSIADOS SUEÑOS, TE DIGO QUE ME HE ENCONTRADO, YA NO TENGO QUE
ENCASILLARME EN EL MOLDE GITANO-PAYO, SOY DISTINTA Y ME SIENTO ORGULLOSA DE NO
HABER CLAUDICADO…ESTO ES LO QUE PUEDO CONTARTE DE MI VIDA…ESTE HA SIDO EL
PRECIO DE MI LIBERTAD….
SASTIPEN TALI, SALUD Y LIBERTAD.
AFORTUNADAMENTE TERMINÉ MIS ESTUDIOS, ESTA ENTRADA TIENE ALGUNOS AÑOS YA... NO HAY MAYOR PRISIÓN QUE TUS PROPIOS PENSAMIENTOS, TODO... TODO ES ALCANZABLE....SÓLO QUE NO PUEDES CLAUDICAR.